Por Richard A. Friedman
8 de enero 2015
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Traducido del inglés por Juan Carlos Alonso
Se siente mal, y su médico o terapeuta lo ha confirmado: Usted tiene
depresión. ¿Y ahora qué?
Hasta hace poco, muchos expertos creían que su médico podría
literalmente escoger cualquier antidepresivo o tipo de psicoterapia al azar, ya
que, con algunas excepciones clínicas, hubo poca evidencia a favor de un
tratamiento sobre otro para un paciente determinado.
De hecho, me gustaba atormentar a los visitadores de
empresas farmacéuticas cuando me preguntaban cómo había escogido un antidepresivo. Me gustaba decirles que había tomado una moneda del bolsillo, la había lanzado al aire y había decidido por qué su droga no era mejor o era peor que la de sus competidores.
Aunque el Santo Grial de la terapia personalizada - ya sea con
psicofármacos o psicoterapias - ha demostrado ser difícil de alcanzar, hemos
aprendido mucho recientemente sobre los factores individuales que podrían
predecir una mejor respuesta a un tipo de tratamiento sobre otro.
La Dra. Helen Mayberg, profesora de psiquiatría de la Universidad de Emory,
ha publicado recientemente un estudio en Archives of General Psychiatry que
identifica un bio-marcador potencial en el cerebro que podría predecir si un
paciente deprimido respondería mejor a la psicoterapia o a la medicación
antidepresiva.
Usando escáneres PET, ella asignó al azar a un grupo de pacientes
deprimidos a 12 semanas de tratamiento, o bien con el antidepresivo ISRS Lexapro o con la terapia cognitivo-conductual, que enseña a los
pacientes a corregir su pensamiento negativo y distorsionado.
En general, alrededor del 40 por ciento de los sujetos deprimidos
respondió a cualquiera de los tratamientos. Pero la Dra. Mayberg encontró
diferencias cerebrales sorprendentes entre los pacientes a los que les había ido bien con
Lexapro en comparación con la terapia cognitivo-conductual, y viceversa. Los
pacientes que tenían una baja actividad en una región del cerebro llamada ínsula anterior, medida antes del tratamiento, respondió bastante bien a la TCC
pero poco al Lexapro; por el contrario, los que tenían una alta actividad en
esta región tuvieron una excelente respuesta al Lexapro, pero les fue mal con la
TCC
¿Qué podría explicar estas diferentes respuestas?
Sabemos que la ínsula está directamente involucrada en la capacidad de
auto-conciencia emocional, el control cognitivo y la toma de decisiones, todo lo cual es afectado por la depresión. Tal vez la terapia cognitivo-conductual
tiene un efecto más poderoso que un antidepresivo en pacientes con una ínsula poco
activa, ya que enseña a los pacientes a controlar sus pensamientos
emocionalmente perturbadores de una manera que no lo hace un antidepresivo.
Este hallazgo concuerda con lo que hemos aprendido de anteriores
estudios de imágenes cerebrales, que muestran que los antidepresivos y la
psicoterapia comparten algunos efectos comunes, pero también tienen efectos
diferentes en distintas regiones del cerebro.
Estas diferencias neurobiológicas también pueden tener implicaciones
importantes para el tratamiento, ya que para la mayoría de las formas de
depresión, hay poca evidencia para apoyar una forma de tratamiento sobre otro.
(Las excepciones son la depresión psicótica, una forma severa caracterizada por
delirios, además de los síntomas depresivos, que se tratan mejor, ya sea con una
combinación de medicamentos antidepresivos y antipsicóticos, o con terapia
electroconvulsiva; y la depresión atípica, que se caracteriza por la
hipersomnia, aumento del apetito y un altamente reactivo estado de ánimo, que
puede responder mejor a una clase más antigua de antidepresivos llamados
inhibidores de la monoaminooxidasa.)
Actualmente, los médicos suelen recetar antidepresivos en forma de ensayo y error, seleccionando o adicionando un antidepresivo tras otro cuando un
paciente no responde al primer tratamiento. Es raro que un médico cambie a una psicoterapia empíricamente probada como la terapia cognitivo-comportamental después de que un paciente no responde a la medicación, aunque estos
datos sugieren que esto podría ser la única estrategia adecuada. Un día, quizás,
podamos poder escanear rápidamente a un paciente con una resonancia
magnética o un PET, que nos defina la "huella digital" de su actividad cerebral y
seleccionemos en consecuencia un antidepresivo o una psicoterapia .
Pero resulta que también otros factores clínicos pueden ayudar a los
pacientes a que obtengan el mejor tratamiento. Por ejemplo, existe evidencia intrigante de que
los pacientes deprimidos que tienen una historia de trauma infantil, tales como
la pérdida temprana de un padre o abuso sexual o físico, no responden tan bien
a un antidepresivo como lo hacen a la psicoterapia.
En un estudio grande, multicéntrico, el Dr. Charles Nemeroff, entonces
profesor de psiquiatría de Emory y ahora en la Universidad de Miami, encontró
que para los adultos deprimidos sin antecedentes de abuso, había un orden de
clasificación claro de eficacia del tratamiento: la psicoterapia combinada
(utilizando una forma de terapia cognitivo-conductual) y un antidepresivo (en
este caso, Serzone) fue superior a cualquiera de los tratamientos. Pero para
los que tenían un historial de trauma infantil, los resultados fueron
sorprendentemente diferentes: el 48 por ciento de estos pacientes alcanzaron la
remisión con la psicoterapia sola, pero sólo el 33 por ciento de estos
pacientes respondieron solo a un antidepresivo. La combinación de la
psicoterapia y un medicamento no fue significativamente mejor que la
psicoterapia sola.
Una explicación de esta variación de las respuestas, es que una historia de trauma
temprano en la vida está fuertemente correlacionada con la contracción del
hipocampo, una región cerebral crítica para la memoria y el aprendizaje. Tal
vez si usted está deprimido con un hipocampo comprometido, necesita el
aprendizaje activo que viene con la psicoterapia para vencer su depresión. Los
antidepresivos solos pueden no ser suficientes.
Teniendo en cuenta la alta tasa de trauma temprano en pacientes con
depresión crónica - en el estudio del Dr. Nemeroff, alrededor de un tercio habían experimentado pérdida de los padres, y el 45 por ciento había sufrido abuso físico
- esto debe ser un factor importante en la selección del tratamiento adecuado.
Debido a que algunos pacientes responden mejor a la psicoterapia que a la
medicación - y viceversa - o prefieren un tipo de tratamiento sobre otro,
tenemos que aprender mucho más acerca de cómo los diversos tipos de
psicoterapia se comparan con medicamentos clínicos, así como a nivel del
cerebro.
¿Será la naturaleza inespecífica de la terapia verbal responsable de su efecto terapéutico- sentirse comprendido y
atendido por otro ser humano? ¿O los
tipos específicos de terapia - como la C.B.T. o la terapia interpersonal o la psicodinámica - mostrarán claramente diferentes efectos clínicos y
neurobiológicos para diversos trastornos psiquiátricos?
En este momento no tenemos una pista, en parte debido a las prioridades
de financiación de la investigación actual del Instituto Nacional de Salud
Mental, que favorece fuertemente la ciencia del cerebro sobre los tratamientos
psicosociales. Pero estas son preguntas importantes, y se les debemos a nuestros
pacientes, tratar de responder a ellas.
(Fuente: Artículo del
New York Times)
New York Times)
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