Piense en su reacción cuando un dolor de cabeza lo está matando. Seguramente tomaría una pastilla y aguantaría entre maldiciones el dolor hasta que el fármaco hiciera efecto. Pero qué tal si su médico le dijera que se relaje y se concentre en el dolor sin juzgarlo. Que no lo combata, sino que lo conozca. Usted podría creer que el doctor se enloqueció, pero la realidad sería que su galeno ya entró en la onda del mindfulness, una técnica que lleva años en desarrollo pero que apenas empieza a ser conocida en Colombia.
El mindfulness es una técnica tomada de ancestrales tradiciones contemplativas practicadas en Oriente sobre todo por los budistas, que recientemente están siendo investigadas por la medicina y la sicología occidental para aplicarlas como alternativas a los procedimientos convencionales. Hace parte de lo que en inglés se conoce como 'mind-body medicine', algo así como 'medicina de la mente y el cuerpo', que en las últimas décadas ha despertado el interés de la comunidad científica.
Las definiciones más comunes dicen que se trata de tener conciencia plena del presente. James Carmody, director del Centro de Investigaciones para Mindfulness de la Universidad de Massachussets, y quien es uno de los invitados al simposio 'Vivir más y mejor' que realizará la Fundación Santa fe de Bogotá el próximo 24 de agosto, le dijo a SEMANA que "el 'mindfulness' es afrontar conscientemente una experiencia sin juzgarla. Se trata de responder de formas nuevas y flexibles ante nuestros sentimientos y sensaciones internas, así como ante las situaciones que debemos afrontar en nuestra vida exterior".
En la práctica, eso significa que la reacción ante el dolor, el estrés o la tristeza no debería ser la típica de desesperanza, sino la aceptación de la sensación sin detenerse a pensar en lo malo que pueda ser. "Cuando alguien tiene un dolor de estómago se fija en factores como la preocupación por estar enfermo o la sensación de que el dolor es poco agradable, lo que agrava la sensación. Juzgan el dolor pero no se concentran en él", dice Carmody.
Se trata de entender ese momento desde otra perspectiva, ya que como dice Carmody, sólo cuando la experiencia diaria pueda ser vista con otros ojos, aparece la posibilidad de responder de formas novedosas.
Puede sonar etéreo, pero mindfulness ha demostrado ser efectivo en pacientes con ansiedad, depresión y estrés. También se ha aplicado en pacientes que afrontan enfermedades y desgracias. Según el doctor Roosevelt Fajardo, director de la División de Educación de la Fundación Santa Fe de Bogotá, "en investigaciones con pacientes que sufren de depresión, a algunos se les aplican antidepresivos y a otros la técnica de 'mindfulness'. Estos últimos han mostrado una mejor recuperación", dice. Lo mismo ha ocurrido con pacientes con cáncer de próstata, ya que aunque mindfulness no sirve para curar, sí puede mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedades muy traumáticas que generan estrés.
En Estados Unidos la técnica suele aplicarse en grupos de pacientes que durante ocho semanas se reúnen bajo la dirección de un instructor. Además, los participantes deben practicar en sus casas, meditando diariamente por 45 minutos. "Deben aprender a integrar su 'mindfulness' a las situaciones desafiantes que estén viviendo", dice Carmody.
En los próximos años todo el mundo hablará del asunto. La curación mental y física a través de la meditación es un hecho y con el tiempo se descubrirán nuevas aplicaciones. Con el tiempo, la ciencia llegará a la conclusión a la que llegaron maestros espirituales hace cientos de siglos. Que la cura está en cada uno.
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